El nombre de oyo negro o agujero negro fue inventado por el astrofísico John Wheeler en 1969 para describir cierto tipo de objeto astrofísico. Desde entonces, dicha expresión se ha usado frecuentemente como metáfora, a menudo inapropiadamente. Estos enigmáticos objetos también se han convertido en estrellas de la literatura fantástica y de ciencia ficción, sin duda gracias a su sugestivo nombre y sus extrañas propiedades. Quien sienta curiosidad acerca de este tema posiblemente se haya topado con misteriosos embudos, túneles del tiempo, singularidades y otras temibles aberraciones. Muchas pretendidas obras de divulgación parecen más relatos fantásticos que intentos de explicar un concepto esencialmente simple.
El nombre de oyo negro o agujero negro fue inventado por el astrofísico John Wheeler en 1969 para describir cierto tipo de objeto astrofísico. Desde entonces, dicha expresión se ha usado frecuentemente como metáfora, a menudo inapropiadamente. Estos enigmáticos objetos también se han convertido en estrellas de la literatura fantástica y de ciencia ficción, sin duda gracias a su sugestivo nombre y sus extrañas propiedades. Quien sienta curiosidad acerca de este tema posiblemente se haya topado con misteriosos embudos, túneles del tiempo, singularidades y otras temibles aberraciones. Muchas pretendidas obras de divulgación parecen más relatos fantásticos que intentos de explicar un concepto esencialmente simple.
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